
Todo comenzó por el fin: el testamento fílmico de Luis Ospina
Nicolás Jaramillo Díaz

Share¿Por qué hago cine? Porque soy muy nervioso para robar, Porque detrás de la cámara oculto mi timidez. Hago cine por terquedad, Por la persistencia de la visión. El cine es una fijación De emociones en emulsiones. El cine es una revelación De lo negativo a lo positivo. Para hacer cine hay que tener fe. En el cine, fe es creer en lo que no se ha revelado. El cine es un misterio gozoso, es la alquimia, la bolsa negra. Es el oficio de las tinieblas del siglo XX. Para hacer cine hay que tener vocación Porque produce hábito. El cine es creación y recreación. Hago cine en el Tercer Mundo para encontrar el plano sur-americano Capaz de revelar nuestra imagen subdesarrollada. – Luis Ospina. Mayo de 1987.
Resumen
Analizamos aquí el filme Todo comenzó por el fin (2015) de Luis Ospina, como un estudio de caso para revisar el rol del auto-creador en la producción de películas documentales. Para esto, abordaremos las teorías de Antonio Weinrichter, François Niney y Mijaíl Bajtín, autores que estudian la mirada subjetiva del autor y la forma en que ésta determina la acción discursiva en un texto cinematográfico. Además, se consideran las modalidades del documental propuestas por Bill Nichols en su texto Representaciones de lo real (1997), para examinar los recursos fílmicos que Ospina usó en su película. Después, se hace un repaso a la entrevista que Jerónimo Atehortúa le realizó al cineasta caleño para el libro Los Cines por Venir (2020), en donde Ospina habla sobre los deseos que tuvo con este filme y cómo éste es, para él, su testamento. Y como cierre, se analiza el rol del autor que toma decisiones según su visión personal, aquella que configura y reinterpreta a su antojo el mundo que lo rodea para crear.La historia del cine es una historia invisible: la historia de amigos juntándose, haciendo lo que aman. Jonas Mekas. Manifiesto contra el centenario del cine. 1996.

Año 2015. El director colombiano Luis Ospina realiza su última película: Todo comenzó por el fin. Es un documental sobre la historia de Caliwood, una juntanza de cineastas y artistas caleños que realizaron obras memorables para la historia de la cinematografía colombiana (Atehortúa, 2020). Luis Ospina fue uno de los fundadores, y mientras ofrece este homenaje fílmico a sus amigos y compañeros, un cáncer desafía su vida. En esta película se arremolinan sus obsesiones, su visión sobre la vida, el arte, el olvido, la memoria y todo lo que pudo, tanto así que al hacerlo se sintió vacío, liberado, como si ya no tuviera nada más que contar (Atehortúa, 2020).
visión de algunos videos de archivo de su infancia, en compañía de la familia; luego se le muestra en el hospital padeciendo aquel cáncer. A partir de este contraste se desarrolla su historia con Caliwood. En el Festival de Cine de Cali del 2019 se proyectó una conversación que Ospina tuvo con el también director de cine Rubén Mendoza. Allí Ospina comentó que no le importaba si la película duraba cuatro o cinco horas. También le dijo a Atehortúa en 2020 que “Cuando hice Todo comenzó por el fin entendí que ésta era la película para la cual yo había guardado tantas cosas durante tanto tiempo” (Atehortúa, 2020). Su deseo por incluir “todo” se ve reflejado en la construcción de la película: el documental dura tres horas y media, y la narrativa se torna caótica, inconexa, llena de testimonios, anécdotas, videos de archivo, imágenes, música y fragmentos de otras películas realizadas por el grupo de Cali. Muy poco de arbitrario, muy poco de improvisado, en todo caso. Así de claro estaba en la cabeza de Ospina:
“Al haber estado muy cerca de la muerte, mientras hacía Todo comenzó por el fin, sentí que tenía una segunda oportunidad en la vida. Todo comenzó por el fin es mi testamento, pero también es una síntesis de todas mis películas anteriores. Con ella me di cuenta de que todo mi trabajo había sido algo así como el material en bruto para hacer esa película. Pero no se trataba sólo de mi trabajo, sino también el de mis colegas. En ella quise abarcar todas mis obsesiones y las de mi grupo. Al mismo tiempo la película es un homenaje a los amigos y al cine que amamos. Es una película sobre la relación entre la cinefilia y la amistad. No sólo era el amor que teníamos por el cine, sino también el amor que teníamos entre nosotros.” (Atehortúa, 2020).
Es importante pensar en el concepto del rol del autor, de sus intenciones y sus objetivos. François Niney afirma que no existe tal cosa como la “objetividad”, ya que los seres humanos decidimos cómo ver la vida que nos rodea e inventamos nuestras propias verdades a nuestra medida (Niney, 2005). Antonio Weinrichter sostiene que los realizadores tienen un punto de vista específico sobre las cosas y que, al realizar un documental, estos cuentan con un abanico de recursos fílmicos para decir algo “sobre” su realidad (Weinrichter, 2011). Mijaíl Bajtín complementa lo dicho por Weinrichter, manifestando que el autor-creador es un ser creativo con una visión específica, y usa el lenguaje cinematográfico a su gusto para expresar su visión del mundo. Aran, parafraseando a Bajtín, anota que “la conciencia se materializa en el lenguaje y éste es potestad del sujeto, quien tiene autoridad sobre él y se responsabiliza por su acción discursiva” (Aran, 2014).
Ospina es un autor-creador. Tiene una visión subjetiva y personal de los hechos, goza de poder sobre un tipo de lenguaje y hace uso de recursos narrativos para expresar su visión única y personal en la obra. En la órbita del documental hay una forma de realización cinematográfica que resalta y potencia esta subjetividad del autor. Bill Nichols, en su texto Representaciones de lo Real (1997), plantea varias modalidades narrativas para este cine: expositiva, reflexiva, performativa, observacional, poética y participativa; la que nos interesa abordar es la performativa/ interactiva, que se reconoce en la participación activa del autor, como si éste fuese otro actor en la obra, alguien que maneja el flujo de los testimonios, que contrasta, opina y en ocasiones aparece frente a la cámara y se ubica en escena (Nichols, 1997). Todo Comenzó por el Fin se caracteriza por tener varios de los elementos que Nichols señala en su texto. Ospina se muestra en cámara, se desnuda ―literalmente― frente a los espectadores, proyecta metraje inédito de archivo de su familia y se filma en la cama del hospital mientras su vida corre peligro. El cineasta organiza los testimonios a su gusto sin seguir linealidades geográficas o temporales. Configura un relato específico.


Y no sólo se emplean elementos de la modalidad interactiva. Por ejemplo, en no pocas ocasiones se ven los aparatos fílmicos. En las entrevistas se cuelan los micrófonos y las luces, se les ve entrando al cuadro. Éste recurso es característico de la modalidad observacional, en la que no hay una intervención propia del realizador y la cámara se dedica a grabar todo lo que pasa frente a ella (Nichols, 1997). Esto sucede hacia el final de la película, mientras Ospina entrevista a la escritora Beatriz Caballero, última pareja que tuvo Carlos Mayolo antes de morir. En la escena se le muestra a la escritora en un primer plano que se acentúa mientras ella cuenta lo duro que es vivir sola en su casa vacía. En cierto momento, Caballero llora y mira a Luis Ospina; éste se levanta, entra al cuadro y le da la mano mientras ella se desahoga. La cámara sigue mirando; muestra las manos, las lágrimas y las tristes miradas de ambos protagonistas. Luego, cuando los sollozos se detienen, Caballero mira a la cámara y pregunta “¿Quedó bonito, o no?” provocando las risas del equipo de grabación.
Ospina también recurre a la modalidad poética. Usa figuras retóricas como metáforas, símiles, y se inclina hacia la experimentación documental (Nichols, 1997). Esto es notorio en la famosa secuencia de “nosotros de rumba y el mundo se derrumba”, en la que suena una canción de rock con una letra que canta “nosotros de rumba y el mundo se derrumba” mientras aparecen imágenes del mundo mafioso de Pablo Escobar y escenas de las guerrillas colombianas, yuxtapuestas con imágenes de jóvenes en fiestas fumando y bailando con jolgorio. La secuencia sugiere la mirada que tenían los integrantes del grupo de Cali frente a la violencia que sucedía en Colombia en los años 70.
¿Y cómo el dominio discursivo de Ospina trasciende los elementos del lenguaje cinematográfico? La visión del hacer se expande en los cambios de las formas narrativas, en las estructuras novedosas, en la representación del otro y de la realidad. Hay un despliegue de intención creadora a lo largo de la película, y esta fuerza deja ver sus tres grandes obsesiones: la muerte, la memoria y el olvido. Luis Ospina invoca estas ideas con el predominante uso del archivo fílmico y fotográfico, con el uso de los testimonios grabados para la película y recogidos de otros medios, y con el gran énfasis que él y sus amigos hacen a la remembranza, al recuerdo de aquellos días de cine hecho por los amigos y para los amigos.
Tras ocho años del estreno de Todo Comenzó por el Fin, y luego de cuatro años de la muerte de Luis Ospina, se puede apreciar el impacto que tuvo esta última obra en la historia del cine colombiano (Atehortúa, 2020), no sólo en relación al éxito que tuvo con el público y la crítica, sino también con la memoria y la creación de nuevos “mitos”. Ospina no negaba ser creador de mitos, decía que hacerlo era una forma de luchar contra el olvido. Hacía cine para no morir, y su obra fue una lucha constante contra la muerte, y no sólo la suya, sino también la de sus amigos, la del cine y la de todo lo que amaba (Atehortúa, 2020).
Luis Ospina dejó un testamento fílmico en el que entregó toda su visión sobre la vida, el cine y los recuerdos. Así le hizo el quite al olvido, retó a la muerte y se afirmó en la vida, que es pura memoria.
Bibliografía
- Atehortúa, J. (2020) Los Cines por Venir: diálogo con directores contemporáneos. Editorial Nomos S.A.
- Arán, P. O. (2014). La pregunta por el autor en Bajtín. Bakhtiniana: Revista deEstudos do Discurso, 9, 4-25.
- Niney, F. (2005). Entre la ficción y el documental. Revista Nexus. 106-133.
- Ospina, L. O. (2022) Palabras al Viento: mis sobras completas. Editorial Planeta.
- Weinrichter, A. (2011) Diplomado de Documental de Creación. Parte I: documental en el siglo XXI. Universidad del Valle.
- Nichols, B. (1997) Representaciones de lo Real. Editorial PAIDÓS.
Sobre el autor
Soy Nicolás Jaramillo Díaz, estudiante de décimo semestre de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle. Mi principal interés es la realización audiovisual y el análisis cinematográfico. En este último año he participado en tres proyectos audiovisuales: dos ficciones (No pasó nada y Flor de guerra) y un documental (Narrar el vacío). Soy guionista y director del cortometraje Célimo, una ficción sobre el olvido, la soledad y la ausencia. Soy líder del colectivo audiovisual emergente Fuera de Cuadro. He publicado crítica cinematográfica con el texto “La Desmesura en Pájaros de Verano”, en la página web del Museo la Tertulia y, en coautoría con amigos, publiqué un artículo de investigación en la revista académica de Nexus: CALITARSIS. Una mirada a seis artistas caleños durante la pandemia de